Más allá de likes y fake news: el periodismo como guardián de la democracia

Juan David Bernal, director ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Acreditación de Educación en Periodismo, valora el aporte del periodismo a las democracias
Pese a que vivimos en una sociedad marcada por la saturación de información, las noticias falsas y la creciente desconfianza hacia los medios, el periodismo sigue siendo una de las columnas vertebrales de la democracia. Informar con veracidad, cuestionar al poder y ofrecer a la ciudadanía las herramientas necesarias para tomar decisiones libres, hoy es más relevante que nunca.
Así lo asegura Juan David Bernal, director ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Acreditación de Educación en Periodismo (CLAEP), de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), quien recientemente visitó Bolivia para participar en el Reconocimiento Franz Tamayo al Periodismo de Investigación 2025.
“El periodismo está directamente relacionado con la democracia y la defensa de las libertades. La calidad del periodismo siempre será directamente proporcional a la calidad de la democracia”, reflexiona Bernal con firmeza.
La era digital, con sus múltiples ventajas, también ha planteado nuevos desafíos. La proliferación de contenidos en redes sociales ha generado la percepción errónea de que todos pueden ser periodistas.
“Pensar que cualquier persona que sube contenido está reemplazando el rol del periodista es un escenario muy peligroso. Esto responde, además, a una crisis global de la democracia y al atractivo que hoy generan los regímenes autoritarios”, alerta el director de CLAEP.
Periodismo digital, pero con propósito
Vivimos una revolución tecnológica sin precedentes. Herramientas como ChatGPT, Gemini y otros modelos de inteligencia artificial están transformando el ecosistema mediático. Sin embargo, para Bernal, esto no significa la desaparición del periodismo tradicional, sino su evolución.
“La IA no va a reemplazar al periodismo, pero los periodistas que no la utilicen podrían ser reemplazados por quienes sí lo hagan. La tecnología debe ser una herramienta, no un reemplazo”, sostiene e insiste que lo esencial no ha cambiado porque ningún algoritmo modificará la premisa de un buen periodismo que permita a la ciudadanía tomar decisiones informadas, fiscalice al poder y destape actos de corrupción.
Periodismo de investigación: el alma de la democracia
Entre las formas más valiosas y vulnerables del ejercicio periodístico está el periodismo de investigación. Requiere tiempo, recursos, protección y un compromiso ético profundo.
“El periodista de investigación tiene un ADN vocacional. Es como un sacerdote de la información”, afirma Bernal, evocando con respeto a quienes han arriesgado su vida por contar verdades incómodas.
En tiempos donde los clics mandan y los contenidos deben ser digeribles en segundos, el periodismo de investigación apuesta por la profundidad. Para Bernal, vivimos en una cultura donde si no se puede contar algo en 15 segundos, simplemente no interesa. Pero hay historias que requieren tiempo, análisis y una narrativa más compleja.
El reto, según Bernal, está también en la educación mediática de las audiencias. “No se puede contar la historia de un país en 13 segundos. No se puede explicar una red de corrupción en 45 segundos. Como sociedad, debemos recuperar nuestra capacidad de reflexión”.
Frente a un entorno donde las fake news y la infodemia proliferan, la credibilidad se convierte en el bien más preciado de los medios y periodistas. La paradoja, sin embargo, es que mientras más información tenemos, menos informados estamos. Por eso es clave que los medios digieran y contextualicen la información. No basta con llegar primero, hay que llegar con la verdad”, recalca.
Una profesión bajo amenaza
Las amenazas contra periodistas en América Latina van en aumento. El crimen organizado, los gobiernos represivos y la persecución judicial son solo algunas de las formas que adopta la violencia.
Según el Observatorio de Defensores de Derechos de Unitas, en 2024 se incrementaron las vulneraciones a la institucionalidad democrática y las libertades fundamentales en Bolivia. La libertad de prensa es la más vulnerada de las libertades monitoreadas con 150 registros (17% del total). Las agresiones físicas y psicológicas a periodistas encabezaron la lista (42 casos), seguidas por el impedimento de a la información (30) y las amenazas o amedrentamientos (24). Destaca también los 11 casos de criminalización de periodistas.
“No son hechos aislados. Lo que pasa en México o Ecuador tiene conexiones con Bolivia, porque el crimen organizado es transnacional”, explica Bernal, al denunciar la creciente vulnerabilidad del periodista de investigación en la región.
En este sentido, la SIP respalda el reconocimiento al periodismo que impulsa Unifranz porque “el periodismo de investigación, muchas veces solitario, necesita este tipo de espaldarazos. Reconocerlo es colocarlo en el lugar que le corresponde dentro de las democracias. Lo celebramos y lo apoyamos”, reflexiona.
Universidades como faros de libertad
El rol de la academia, especialmente en tiempos donde se cuestiona la validez del periodismo profesional, es más vital que nunca.
Bernal asegura que formar periodistas con vocación y sentido democrático es un compromiso que no puede abandonarse y que Unifranz demuestra que es posible hacerlo con propósito, más allá de las tendencias de mercado o la presión de matrícula. Además, destaca la intención de la universidad de acreditar su carrera de Periodismo con CLAEP-SIP.
“Esto no solo posiciona a Unifranz en un nivel de excelencia regional, sino que permite que Bolivia se inserte en las discusiones y estándares internacionales sobre periodismo y democracia”, agrega.
La batalla por la atención en redes sociales es feroz. Sin embargo, aún hay una porción de la audiencia que valora el análisis, la veracidad y la profundidad. “Quizás no sea el 100% de la audiencia, pero es la que toma decisiones importantes en la sociedad. Hay que seguir apostando a ellos, sin dejar de explorar nuevas narrativas”, reflexiona Bernal.
Mientras los algoritmos determinan qué se ve y qué no, mientras la IA simula voces y rostros, el periodismo verdadero sigue cumpliendo su misión: decir lo que otros callan, cuestionar lo que se da por sentado, y defender con palabras la libertad que muchos quisieran silenciar. Y en ese camino, como dice Juan David Bernal, “el periodismo no se reemplaza, se respeta”.


