La nueva novela de Giovanna Rivero ataca los pecados del colonialismo… desde un ovni

“Alma oscura del alba” será presentada en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra sin presencia de la escritora montereña; sus padres y hermanos la representarán
Por Rildo Barba, periodista
Un problema de salud impedirá que Giovanna Rivero asista a la presentación de su quinta novela, “Alma oscura del alba”, publicada por Editorial El Cuervo. Aun así, la obra —con tinte de ciencia ficción y una gran carga filosófica— promete ser uno de los grandes atractivos de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra.
Fascinada por el espacio exterior, los misterios del cosmos y los universos paralelos, esta es una historia que siempre soñó con escribir. “Me habría encantado nacer con talentos científicos, comprender la astronomía y las matemáticas. Siento una profunda iración —y algo de envidia— por personas como Stephen Hawking, que fueron capaces de descifrar y darle lectura al universo”, confesó la autora desde su casa en Lake Mary (Florida, EE. UU.).
Fue en ese sentido que decidió abordar el tema en una novela, construida a partir de un personaje que viviera una experiencia extraordinaria, casi inverosímil. “Increíble para el estándar, digamos, humano”, puntualizó. “Quise que la historia naciera de la experiencia de abducción que vive Alma”.
¿Quién es Alma?
Alma es una profesora de español de origen latinoamericano que reside en Estados Unidos. No es la única protagonista de la novela —otros personajes también disputan ese centro narrativo—, pero es ella quien inicia el hilo narrativo con una experiencia inquietante: una abducción. Y, claro, si una amiga te confesara: “Hace un par de años fui abducida por un ovni, y allá, en ese mundo desconocido, me violaron, me inseminaron...”, ¿cómo reaccionarías? Imagino que, como la mayoría, optarías por el escepticismo. Cuesta aceptar una nueva episteme sobre el cielo y la vida que desafía todo lo que creemos posible.
Depende de quién me lo diga…
(Risas) Alma se enfrenta, en un primer momento, a que la miren como a una pobre loca. Su deseo, dentro de la novela, es precisamente legitimar esa experiencia: que le crean, y que a partir de esa aceptación se abra un nuevo modo de comprender la existencia. En su búsqueda, llega a una reserva nativoamericana —trataré de no hacer mucho spoiler—, donde, según lo que investigó, podrá revivir su experiencia. Esta vez, con la fuerza necesaria para asumir aquello que no logró enfrentar en su momento. El sitio tiene un magnetismo especial que la ayudará a superar su trauma.
¿Cuáles son los otros personajes que protagonizan tu historia?
La llegada de Alma a la reserva me permitió introducir a otros personajes que me interesaba desarrollar, como los jóvenes que son indios americanos y que viven la promesa de esa americanidad próspera; la viven en el reverso, de otra manera, muy oscura, muy sin horizonte. Fue ahí donde reuní personajes con perfiles sociológicos diversos, buscando que, a partir de esa colisión de culturas y miradas, surgiera el descubrimiento de otras verdades.
¿Qué te motivó a escribir sobre los nativoamericanos?
Me llama mucho la atención el modo en que las sociedades, las naciones y los países tienen en su núcleo más secreto, una otredad que les da una identidad importante, pero que se niegan a reconocer, a transparentar. En el caso de Estados Unidos, esa otredad —incómoda para el estadounidense contemporáneo— son las naciones nativoamericanas, que si bien todo el mundo sabe que fueron expoliadas de ese derecho que tenían a vivir su cultura, los encerraron en reservas. Todo el mundo sabe eso, pero, aun así, hay una división conceptual entre qué es el estadounidense —el gringo blanco— y quién es este otro sujeto que estuvo antes. Que en realidad estuvo antes, pero que está por fuera de todo lo legítimo en Estados Unidos.
¿Creés que existen los ovnis?
Sí, sí creo que existen. Creo que, en esta inmensidad, que son los universos, hay infinitos soles, infinitas galaxias —como decía Giordano Bruno— y eso que parece poesía, es una verdad tangible para la astronomía, para la física, para la cuántica. Entonces, en eso tan infinito, no me parece que podamos ser la única manifestación de vida organizada.
¿Hubieras querido ser astronauta?
Te juro que me habría encantado. Yo hubiera canjeado algunas habilidades que tengo por otras que me permitieran ese viaje profundo. Por ejemplo, me habría encantado ser muy buena con los números y con la física, para que mi vida se hubiese movido en ese ámbito, en de los viajes por la galaxia. La verdad es que me habría encantado, pero bueno, mi imaginación cumple en la novela los roles de la nave espacial.
Entonces, tu novela tiene dos temas que te apasionan…
Sí, me interesaba tanto ese aspecto en la tierra (los nativoamericanos), como el del cielo (los ovnis, el espacio). Como vivo en Estados Unidos hace casi ya dos décadas, sentí que era el momento de abordar ese eje vertical: cielo y tierra, desde mis intereses.
¿Qué esperás de tu libro?
Mi objetivo nunca ha sido el panfleto político, ni la transmisión de un mensaje equis, mucho menos el adoctrinamiento en determinadas formas de sentir o pensar. Todo lo contrario. El arte —y en particular la literatura— apunta a liberar nuestra dimensión más simbólica, ese territorio donde el ánimo se desata y puede expresar, desde el inconsciente, las asociaciones simbólicas más locas. Ahí reside el verdadero goce del espíritu y de la imaginación. En ese sentido, lo que más deseo es que este libro le permita al lector experimentar el placer de imaginar sin límites. Y, por supuesto, siempre espero también el amor. Cuando alguien me dice: “Amo a tal personaje”, para mí ya está. En ese instante se produce esa comunicación ulterior que uno anhela cuando escribe un texto literario.
¿Y una reacción política?
Bueno, seguro que la habrá, porque el timing de esta novela es totalmente incorrecto políticamente. Es una novela incorrecta para los tiempos que corren en Estados Unidos, donde hay un supremacismo en plena acción, un supremacismo blanco. Esta obra, de algún modo, es una crítica frontal a eso: es un recordatorio de los errores, de los pecados más profundos que cometió el colonialismo.
¿Y no tenés miedo?
Claro que sí. Todo libro, cuando recién sale, produce algo que, bueno, podemos llamarle miedo o nerviosismo. Es ese temor a que maltraten a tus hijos, que son tus personajes. Los has largado a la vida, a que cumplan su misión existencial y ahora que corren por cuenta propia, ya tu escritura quedó por atrás. Me inquietan también esos personajes indeseables, los semblantes que mostrarán al mundo. Pero, por encima de todo, siento una gran felicidad porque escribir es un privilegio; lo es también el haberme dado el tiempo para hacerlo, para adquirir libros para formarme al respecto. Obviamente agradezco todo eso.
¿Va para algún concurso?
Bueno, sería si es para obras no inéditas. Quizás si aparece algún concurso de novela ya publicada, la enviaré y le ilustraré las alas lo más lindo que pueda… ¡Y que vuele!
Vos tenés una forma de hablar un tanto poética, ¿has escrito poesía o pensás hacerlo?
No, pero no me atrevería. Creo que hay una capacidad de condensación simbólica en la poesía que todavía no tengo; no he desarrollado tal musculatura, pero sí leo poesía, sí la leo y me maravilla, y me hace viajar a otra dimensión. Soy muy amante de la poesía; me encanta Rainer María Rilke, Sharon Olds, Robert Frost, toda la poesía beatnik y, en Latinoamérica, Raúl Zurita, Blanca Varela, Jaime Sáenz… La poesía me ha alimentado mucho la imaginación. Creo que el que despliega un trabajo poético tiene un respeto y un amor ilimitado por la lengua, y por eso intento que en mi propia escritura haya una dimensión poética.
La editorial El Cuervo distribuirá tu libro en Bolivia, ¿quién lo hará en el exterior?
Todavía no puedo decir qué editoriales lo harán, pero sí te adelanto que al año saldrá en Argentina y probablemente también en España. Ahora lo están leyendo en Brasil. Ya veremos; cada libro viene con un GPS interior que uno desconoce.
No venís a la presentación en la Feria del Libro…
Lamentablemente no y me duele mi alma. Pero ahí estará mi madre, mi padre, mis hermanos (tiene cinco)… toda mi recua montereña.
OTROS DATOS
La presentación en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra
• Jueves 12 de junio, 19:00 horas, salón José Manuel Mercado


