El día del blooper, Bolivia pierde ante Venezuela por 2-0
La selección boliviana rifó buena parte de su chance para el repechaje ante Venezuela con un gol en contra absurdo. Si hasta pareciera que sufre un maleficio, casi nada le sale bien.
Bolivia vivió el viernes una tarde para el olvido ante Venezuela en Maturín, liquidando casi por completo la esperanza de llegar a la Copa del Mundo 2026.
Analizando las cosas desde lejos, decíamos, qué desgracia. Apenas cuatro minutos, recién acomodados en la cancha (y nosotros en el sillón), y llega ese momento fatídico, desafortunado, el del gol en contra, absurdo, que encaminó la derrota, y que rápido dio la vuelta al mundo gracias a la inmediatez de las redes sociales.
Como para pensar, “justo a nosotros nos tiene que pasar algo así”. Es decir, estropear un partido decisivo de esa manera y, además, volver a ser noticia por algo negativo - en este caso, ridículo-, recordando lo que sucedió hace poco con Ramiro Vaca y Miguel Terceros.
El blooper que tuvo como protagonistas al arquero Guillermo Viscarra y Héctor Cuéllar alimentó páginas, portales y redes sociales, como la información acerca del doping positivo de Ramiro Vaca en la Copa Libertadores y la polémica con suspensión momentánea de Miguel Terceros por una denuncia de injurias raciales en el campeonato de la segunda división brasileña.
Menor repercusión tuvo el anuncio de Boris Céspedes, que había dado positivo en el control de dopaje en el encuentro entre Bolivia y Uruguay, por la fecha 14 de las eliminatorias mundialistas, pero también fue otro hecho que sumó en contra”.
El partido daba sus primeros pasos, Venezuela no se entendía consigo mismo, fallaba mucho, empezaba a mostrarse como en equipo desarticulado, optimistamente “ganable”, cuando Cuéllar tomó (analizado con el diario del sábado, obvio...), la peor de las decisiones, jugar hacia atrás al sentirse acosado por un rival y enviarle la pelota a Viscarra.
El momento fatídico
A nadie se le pasó por la cabeza lo que sucedería segundos más tarde, que esa pelota, traicionera, se le pasara entre las piernas a 'Billy', transformando en gol una “masita”, una entrega de rutina, como cuando un delivery te lleva algo para comer.
Pero el fútbol también es así, muchas veces cruel, indolente, insensible, como, por el contrario, puede ser generador de momentos sublimes, inolvidables.
La derrota se consumó con otra falla defensiva, generada por la descoordinación en la marca. Bolivia casi no atacó. Empezó con “falso nueve”, pese a que tenía en la lista a varios delanteros. Y perdió ante un rival que jugó uno de sus peores partidos. Ni modo.
Nos fuimos a dormir con la decepción de haberle facilitado las cosas a Venezuela. Pero no todo acababa ahí. Al día siguiente, nos despertamos con que a la selección nacional la retuvieron en Maturín por razones poco claras y retrasó su retorno varias horas. Al final serían doce.
La pucha, ¿qué pasa con la Verde, aunque esta vez vistió de blanco? ¿Sufrirá algún maleficio o es que se mete en problemas por sí sola? Más parece lo último, porque, de un tiempo a esta parte, al fútbol boliviano nada le sale bien.
