Cara a cara

Renuncias van, renuncias vienen. Eduardo del Castillo dejó el Ministerio de Gobierno para dedicarse a su candidatura. Manfred Reyes Villa tiene designado —perdón, elegido— a su sucesor. ¿Qué pasará en la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra? ¿Quién se quedará a cargo de la Quinta Municipal? ¿El hijo concejal, Miguel Fernández, o la incondicional Gabriela Garzón? Sea quien sea, nada bueno puede esperarse del último año de gestión municipal. ¿Impulsarán el esclarecimiento total de la manipulación del sistema de cobro de impuestos, por ejemplo? Ese y otros milagros están reservados para la fe, no para el servicio público.
Cobrar por no trabajar. ¿Y qué pasará en la Asamblea Legislativa? Ese sí que es el caso más grave. Ahí todos están en campaña: nadie legisla, nadie fiscaliza, pero todos son puntuales a la hora de cobrar. Si la remuneración de los políticos dependiera de los resultados de su gestión, la mayoría estaría en deuda y algunos sometidos a la justicia, por corruptos, no por eficientes.
Sobre “los” vicepresidenciables. Hasta ahora son nueve los seleccionados. Hay jóvenes de 63 y de 38 años. Casi todos gozan de fortuna gracias a sus emprendimientos o trayectoria profesional. ¿Qué tienen en común? Fueron “seleccionados” por los presidenciables, no por la célula partidaria o las estructuras nacionales. Algunos lo llamarán dedazo, pero, en términos un poco más amables, hablemos de una democracia imperfecta, en la que abundan las siglas y escasean los partidos.


