Cara a cara

Bolivia conmemora el día nacional contra el racismo. La fecha amerita una reflexión profunda sobre los comportamientos cotidianos que tenemos como individuos y como sociedad. Más allá de la susceptibilidad que se ha generado en el país a partir de la implementación de la ley contra el racismo y toda forma de discriminación, urge un proceso formativo más integral que se afianza desde valores como el respeto a lo diferente y la tolerancia a lo distinto.

En octubre se cumplirán 15 años de la ley. En su momento, la elaboración y discusión de la ley provocó un debate intenso en círculos políticos y los medios de comunicación. Un día antes de la promulgación de la polémica ley, el 7 de octubre de 2010, los medios de prensa del país publicaron una misma portada. Una frase copaba toda la primera página: "No hay democracia sin libertad de expresión”. A pesar de esta protesta unánime, el gobierno de entonces sacó adelante una ley que, con el tiempo, se ha convertido en un instrumento judicial para la persecución y la amenaza permanente.

Quince años después continúan las presiones en contra de los medios. Se demuestra así que el problema no era combatir las manifestaciones de racismo – para ello se requiere un trabajo enfocado en la educación escolar y social – sino tener herramientas que puedan silenciar a opositores, tanto políticos como mediáticos. La reciente inscripción de partidos, alianzas y candidatos ha revivido las disputas internas en el oficialismo y ha puesto de manifiesto que, sin ningún tipo de remordimiento, se insultan abiertamente con insultos y acusaciones de todo calibre. Para ellos, una vez más, parece que la ley no aplica.