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Evitar un “doloroso ajuste desordenado”

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Fecha publicación: 09/06/2025 - 04:00
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El reciente comunicado del Fondo Monetario Internacional (FMI) del 30 de mayo pasado, dando cuenta que la Junta Ejecutiva de dicho organismo concluyó la “Consulta del Artículo IV de 2025 con Bolivia” causó revuelo en el país y echó más leña al fuego en medio de la crisis signada por la inflación, la escasez del dólar y la subida de su precio, odiosas colas para abastecerse de combustibles, además de una vorágine de conflictos sociales expresados en bloqueos, marchas, amenazas y otros atentados contra las libertades y derechos ciudadanos.

No pudo haberse hecho público dicho Informe en un peor momento, pues su contenido provocó una verdadera andanada de ataques por parte de los políticos de oposición y analistas que, de un tiempo a esta parte no le perdonan una al gobierno y su política económica. Ni qué decir de los precandidatos a la Presidencia del país, que también hicieron escarnio de ello.

Según el FMI, el bajo crecimiento del PIB, de 2,1% a septiembre del 2024, se debió a la caída de la producción de hidrocarburos, la desaceleración del comercio de servicios y el severo impacto de la sequía en la soya, señalando como factores negativos, la afectación de los bloqueos; las exiguas Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB); la escasez de combustibles, insumos y dólares para importarlos, lo que empujó la inflación al 10% y, aunque el desempleo bajó, el subempleo subió pero cayó el ingreso real.

Le llamó la atención que el déficit fiscal superara el 10% del PIB en 2024 por la baja de ingresos hidrocarburíferos, las exenciones fiscales, el aumento del gasto social y el pago de intereses, y que la financiación del déficit se haya dado en especial a través del BCB, siendo que varios créditos están bloqueados en la Asamblea Legislativa por razones políticas; asimismo, que la deuda pública subió al 95% del PIB, aunque destacó que el sector financiero esté amortiguado pese a que los depósitos cayeron y que el control de tasas de interés perjudica con una inflación en aumento.

Frente al agudo desequilibrio fiscal y externo, y la combinación de políticas insostenibles, recomendó abordar con urgencia la sobrevaluación del tipo de cambio, reforzar las reservas de divisas e implementar una consolidación fiscal, advirtiendo que la inacción podría conducir a un “doloroso ajuste desordenado”, frente a lo cual una comunicación cuidadosa de las reformas a ejecutar es fundamental para su aceptación social.

Para el FMI, la escasez del dólar y el agotamiento de las RIN exigen un cambio de la política monetaria, un realineamiento y flexibilización del tipo de cambio y las tasas de interés con orientación de mercado y eliminar la financiación monetaria del déficit fiscal; un manejo prudencial de la política fiscal, la racionalización del gasto, la eliminación gradual de la subvención a los combustibles, una mejora de la inversión pública, y mitigar el efecto de los futuros ajustes, sobre segmentos vulnerables.

Asimismo, reformas para mejorar la productividad y el crecimiento, a tiempo de observar los cupos de exportación, el control de precios y cuotas de crédito, y abogar por un mejor marco regulatorio para atraer inversión, mejorar la transparencia, gobernanza y lucha anticorrupción.

Recomendaciones valederas, sin duda, en momentos cuando el Modelo Económico Social Comunitario Productivo hace aguas y es necesario tomar decisiones, sobre la base de las dolorosas lecciones aprendidas en las dos últimas décadas, varias de ellas, aún en curso.
 

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