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Las criptos, las estafas ‘rug pull’ y los memecoins

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Fecha publicación: 08/06/2025 - 04:00
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José Heber Pinto Vargas

En tiempos de crisis, la gente busca refugio. Algunos en el oro, otros en el dólar, y cada vez más personas, en algo que hace apenas unos años parecía ciencia ficción: las criptomonedas. La escasez de divisas, la devaluación del peso boliviano y la desconfianza hacia el sistema bancario en general, han llevado a miles de bolivianos a explorar e insertarse el mundo de los activos digitales, pero, como la economía bien nos enseña, no existen soluciones ni caminos mágicos: las criptomonedas requiere un manejo cuidadoso y responsable.

Desde junio de 2024, Bolivia ha dado un paso importante al regular el uso de criptomonedas. El Banco Central de Bolivia levantó la prohibición que existía desde 2014 y, mediante la Resolución de Directorio N° 082/2024, autorizó las transacciones con criptoactivos a través de medios electrónicos registrados. Además, en marzo del 2025, el Ministerio de Economía aprobó un ‘Reglamento Operativo’ para que entidades públicas puedan utilizar criptoactivos en contratos internacionales, marcando con ello una nueva era en la economía digital boliviana.

En ese orden de cosas, lo primero que debemos entender en este nuevo mundo, es que no todas las criptos son iguales. Hay proyectos sólidos y otros puramente especulativos. Algunos están respaldadas por tecnología, comunidades efectivas y uso real; otras sólo son "memecoins", es decir, creadas para aprovechar modas pasajeras y, sonscar dinero a gente incauta. Por eso, antes de comprar cualquier criptoactivo, hay que investigar: ¿qué problema busca resolver? ¿Quiénes están detrás del proyecto? ¿Tiene una comunidad activa? ¿Se puede usar en la vida real?

Una de las opciones más estables para quienes recién comienzan en este mundo apasionante, son las "stablecoins". Estas criptomonedas están respaldadas por activos reales, como el dólar estadounidense, y su precio se mantiene estable. USDT (Tether) y USDC (USD Coin) son ejemplos comunes. En un país donde el dólar paralelo supera los Bs 15, acceder a estas monedas puede ser una forma de resguardar valor, sin tener que recurrir al mercado negro. Pero hay que tener cuidado. Aunque las criptomonedas están permitidas, no son moneda de curso legal en Bolivia ya que el peso boliviano sigue siendo aún la única moneda oficial, por lo que las empresas no están obligadas a aceptarlas como forma de pago, y su uso indebido puede acarrear consecuencias, máxime si en nuestro medio no existe aún un marco normativo destinado a proteger al final.

Así, dentro ese mundo inexplorado de las criptos, podemos encontrar también,  lo que en el campo del derecho penal se llaman las ‘estafas rug pull’, que son básicamente estafas piramidales disfrazadas de ‘inversiones cripto’ que básicamente ocurren cuando los desarrolladores detrás de un proyecto lanzan un token y atraen inversores, logrando ‘aumentar’ rápidamente su valor, para luego repentinamente retirar los fondos y llevarse el dinero, dejando en la lona a los incautos inversionistas, tal como sucedió los casos de la empresa Seven Opportunity, solo por citar un caso.

Ello nos lleva a tomar, entonces, ciertos recaudos en estas transacciones, siendo recomendable recurrir a ciertas plataformas autorizadas y conocidas como ‘exchanges’, siendo la más reconocida ‘Binance’, que cumple con ciertas reglas básicas para el buen uso de estas transacciones, como la verificación en dos pasos, la creación de claves personalísimas y, el deposito de tus activos en billeteras digitales seguras, evitando dejarlos indefinidamente en ‘exchanges’, además de recurrir a gente o profesionales entendidos en la materia, ya que estos mundos de las finanzas virtuales, son un mundo tan apasionante como peligroso, empero,  como toda herramienta, su poder depende de cómo la usemos.

 

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