Modesto Omiste y su Tiempo

Escrito por Carlos Medinacelli, en febrero de 1941
¿Cuál fue el ambiente y el momento histórico en que nació don Modesto Omiste?
Omiste nació, según la partida de bautismo que publica su más documentado biógrafo, don Luis Subieta Sagárnaga, en junio de 1840, época en la que se debe tener en cuenta dos hechos determinantes que explican la acción posterior de Omiste:
He aquí lo que nos dice don Luis Subieta Sagárnaga al respecto: "El trío glacial en esta elevada región era motivo más que suficiente para que los papás abrigaran justos temores por la existencia delicada de sus tiernos vástagos; esto debió ocurrir a los jóvenes esposos Juan Manuel Omiste y María Josefa Tinajeros, que tuvieron la dicha de verse reproducidos en un hermoso y robusto niño, cuando a las pocas horas del alumbramiento fue bautizado en la iglesia Matriz, el 6 de junio, por el Párroco D. Manuel José Franco, con el nombre de Modesto, apadrinado en la pila bautismal por don Manuel Vásquez y doña Mercedes Caballero.
He aquí la partida bautismal:
'Yo, el presbítero José Antonio Ugarte, Cura Párroco interino de la Matriz de Potosí, certifico en cuanto puedo y el derecho me permite, que en un libro empastado donde se asientan las partidas de bautismo de los feligreses de esta Matriz, que principia a correr desde el año de mil ochocientos treinta y nueve y termina en el mil ochocientos cuarenta y dos, se encuentra una partida cuyo tenor literal es como sigue:
"En el año del Señor de mil ochocientos cuarenta, en seis de junio, yo, el presbítero Manuel José Franco, Cura Rector interino de esta Matriz de Potosí, bauticé, puse óleo y crisma, a una criatura del día a quien nombré MODESTO, hijo legítimo de Manuel Omiste y María Josefa Tinajeros, vecinos de esta; fue padrino Manuel Vásquez, a quien advertí su obligación y parentesco espiritual. Y para que conste lo firmo." (Firmado) Manuel J. de Franco.'
Como es sabido, en aquella época la minería en Potosí se encontraba en decadencia y, a ello, hay que agregar el estado anárquico del gobierno militarista, época propiamente calificada por Alcides Arguedas como la de "Los Caudillos Bárbaros". Esta época por nadie ha sido mejor evocada sino es por don Gabriel René Moreno en su biografía de Juan Ramón Muñoz Cabrera y en "Las Matanzas de Yáñez."
Omiste recibió la educación correspondiente a esa época, pero antes que el influjo de ella, ha debido de experimentar el de las circunstancias ambientales. Es por ello que, en cuanto se recibió de abogado, el 25 de octubre de 1858, en la Universidad de Chuquisaca, y de retorno a su ciudad natal, comenzó a actuar en el ambiente público.
Al respecto, escribe don Luis Subieta Sagárnaga:
"A los 23 años de edad vuelve a su amado campanario munido de un título profesional, laureado por brillantes triunfos universitarios. Su talento, su laboriosidad, su amor a la juventud, su intachable conducta y su hermosa presencia, debían captarle muy luego la simpatía general de cuantos le conocían y el aprecio, cariño y respeto de todos sus conciudadanos."
En las múltiples fases de su vida pública descuella Omiste por su iniciativa y labor incesante, pero donde llega a destacarse como un gigante del progreso y de la civilización, es en las faldas del gran coloso que le vio nacer.
A juicio de quien escribe, donde la personalidad de Omiste muestra su más alto quilate es como animador de la educación popular en Potosí, por lo que, sintéticamente, vamos a referirnos a ella.
Omiste Educador
Acerca de su labor educativa, como creador de la Instrucción Municipal y orientador de ella, lo mejor que hay es la monografía de don Corsino Rodríguez Quiroga: "La Reforma de la Instrucción Primaria de Potosí, en 1886."
Fuera de su acción política —que, en compañía de aquel célebre patriciado de potosinos ilustres, los más valiosos hasta hoy: Quijarro, Berríos, Pedro H. Vargas, Manzano, Demetrio Calvimonte, etc.— fue, en álgidos momentos de la vida política del país, de decisiva trascendencia. Pero donde la personalidad de Omiste descuella con valor más puro es como el apóstol de la educación popular y animador y sostenedor de la cultura potosina.
Como escritor, además de su tenaz tarea de periodista en El Tiempo, cultivó de preferencia el género histórico, el didáctico y el folleto de difusión cultural. Pero es justo afirmar que, más que escritor, fue un hombre de acción.
Lo más creador de su acción social fue la educativa. Por ello, con exactitud, su contemporáneo don Eduardo Subieta lo llamó “Apóstol del pueblo” y “el Sarmiento boliviano.”
Aunque Omiste no lleva, como Santa Cruz o Linares, tan elevado coturno —pues más que actuar en el escenario nacional, se contrajo a laborar por el terruño— su obra es digna de la gratitud boliviana. Su acción, realizada en un ambiente y una época nada propicios para el surgimiento de una gran personalidad, es merecedora de ser señalada como una Vida Ejemplar.
Vida Ejemplar
En Omiste encontramos virtudes que son poco nacionales: la consagración a un ideal que se le transformó en apostolado —la educación popular—; la persistencia en el esfuerzo; la tenacidad a prueba de contratiempos; el esprit de suite que dicen los ses, o la “santa continuación” que llama Eugenio D'Ors. Virtud común en otras naciones como Inglaterra o Alemania. Por su rareza en Bolivia, es una excepción. Tal, Arce, el hombre de los caminos; Quijarro, “el Doctor Otuquis”; Omiste, el hombre de las escuelas.
Cada loco con su tema. Es fama. Le ocurría también a un buen caballero de la Mancha, don Alonso Quijano el Bueno: Arce esperaba el progreso de Bolivia de los buenos caminos; Quijarro avizoró que sin la canalización del Otuquis perderíamos nuestra salida al Atlántico; Omiste consideró que nunca dejaremos de ser esclavos mientras no sepamos hacernos libres por la cultura.
A ese fin consagró su vida. Por ello creó, orientó y sostuvo las Escuelas Municipales, las mejor organizadas de Bolivia en aquel tiempo y modelo para los otros departamentos. Por ello, en su imprenta de El Tiempo, editó cuanto libro de texto se precisaba; él mismo escribió muchos; conjuncionando a sus colegas, publicó la Monografía de Potosí, la primera del país; recogió las dispersas Tradiciones Potosinas. A no haber mediado su diligencia, hoy estarían perdidas.
Su personalidad fue múltiple. Por el imperativo del medio, escaso en hombres dirigentes, tuvo que diversificarse en tantas actividades como las necesidades impostergables y la urgencia de progreso del pueblo lo demandaban: intervenir en la judicatura, la hacienda, el culto y la beneficencia, en la milicia y la política local, nacional e internacional; ser tanto el defensor de causas mineras como el profesor de materias tan disímiles como Ciencias Naturales e Historia; al mismo tiempo que escribir sus obras, editar las ajenas e impulsar cuanta obra de bien se precisaba en el Potosí de su tiempo.
Mas, dentro de ese polifacetismo de actividades, lo que confiere unidad a su acción, a su vida y su carácter, es el rasgo que destacó don Eduardo Subieta: el de “apóstol de la educación del pueblo.”
No cabría decir que Omiste fue un grande hombre de acción en un medio pequeño, sino el hombre de la voluntad de crear en un pueblo que había caído en la abulia vegetativa. Quiso construir en su pueblo. Pero el sentimiento popular —por fatalidad histórica— se había despertado el adormecido amor de las ruinas...


