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Necesitamos más niñas que se atrevan a escribir código

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Fecha publicación: 08/06/2025 - 04:00
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Andrea Henao Choque

En un mundo cada vez más digital, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se han convertido en una herramienta clave para el desarrollo económico, social y educativo. Sin embargo, a pesar de su relevancia creciente, persiste una preocupante brecha de género en el , uso y creación de tecnología. 

Las niñas y adolescentes, especialmente en contextos latinoamericanos, siguen subrepresentadas en los espacios de formación tecnológica y en las carreras vinculadas a este campo. Esta realidad no solo limita su potencial individual, sino que también priva a nuestras sociedades del talento, la innovación y la perspectiva de la mitad de su población. 

Fomentar la participación activa de niñas y adolescentes en las TIC no es únicamente una cuestión de justicia social, sino una apuesta estratégica y necesaria para construir un futuro más equitativo, innovador y sostenible. Integrar su talento y creatividad en este ámbito impulsa el desarrollo económico, cierra brechas de género y fortalece las capacidades colectivas frente a los desafíos del siglo XXI.

Desde edades tempranas, muchas niñas enfrentan estereotipos que asocian la ciencia, la programación o la ingeniería con lo masculino. Estas ideas limitantes, reforzadas por la falta de modelos femeninos visibles en el ámbito tecnológico, erosionan su autoconfianza y reducen sus aspiraciones. Revertir esta situación requiere una intervención decidida desde múltiples frentes: educación, políticas públicas, medios de comunicación, y sobre todo, iniciativas ciudadanas inspiradoras.

En este contexto, organizaciones como “Girls in Startups” se han posicionado como verdaderos agentes de cambio. Esta iniciativa boliviana impulsa el liderazgo femenino en tecnología mediante actividades que combinan innovación, creatividad y emprendimiento, con una visión de impacto social.

A través de talleres, mentorías, ferias tecnológicas y espacios de networking, este tipo de organizaciones promueven la participación activa de niñas y adolescentes en entornos donde tradicionalmente han sido excluidas. Lo hace desde una perspectiva horizontal, cercana y transformadora, inspirando a nuevas generaciones de mujeres a explorar, crear y liderar con tecnología.

Los resultados de estos proyectos son visibles y esperanzadores: niñas que antes dudaban de su capacidad para programar ahora lideran equipos de innovación; adolescentes que nunca imaginaron una carrera en tecnología hoy diseñan prototipos, presentan sus ideas en concursos y se proyectan como futuras ingenieras, científicas o fundadoras de startups. Estas transformaciones personales, multiplicadas en comunidad, son el inicio de una revolución silenciosa que está cambiando el rostro de la tecnología en Bolivia y en la región. 

Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Para lograr una verdadera inclusión, la promoción de vocaciones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) debe comenzar desde la infancia, mediante propuestas educativas que despierten la curiosidad, el pensamiento crítico y la creatividad, eliminando desde el inicio los estereotipos y sesgos de género que limitan el potencial de niñas y niños por igual. Solo así será posible construir una base sólida para una participación equitativa en los campos que hoy definen el futuro.

Las escuelas deben ser espacios donde las niñas se sientan valoradas y estimuladas a experimentar con ciencia y tecnología. Las universidades deben construir entornos inclusivos que acompañen y potencien el talento femenino. El sector privado y los gobiernos, por su parte, tienen la responsabilidad de invertir en políticas y programas que garanticen la equidad en el a las oportunidades tecnológicas.

Cerrar la brecha de género en las TIC no es solo una meta educativa, es una apuesta por el futuro. Necesitamos más niñas que se atrevan a escribir código, a liderar proyectos tecnológicos, a resolver problemas desde la innovación. Necesitamos que las niñas se vean no solo como usuarias de la tecnología, sino como creadoras del mundo digital que viene. 

Cuando una niña entra al mundo de las TIC, no solo aprende a programar, empieza a transformar su vida y el mundo.
 

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