Un simbólico homenaje a los educadores recordando a Gabriela Mistral
“Será por siempre recordada como una mujer amante de la educación, seducida por la prosa hasta ser totalmente atrapada por la poesía”
Constanza Arata
Escritora Boliviana
Hoy hacemos nuestro simbólico homenaje al Día del Maestro que se celebra el 6 de junio, por el nacimiento de Modesto Omiste en 1840, un profesor potosino que es considerado uno de los pioneros de la educación en Bolivia.
Y en honor a los educadores de alma y corazón, hablamos de la chilena Gabriela Mistral, poeta y educadora, la única latinoamericana que recibió en 1945 el Premio Nobel de Literatura y después de seis años, el Premio Nacional de Literatura, en Chile. Si bien su obra tuvo una amplia recepción durante el siglo XX, se insistió en su figura como ‘madre’ y ‘maestra’, así como en episodios de su vida. Publicó cuatro libros de poesía, dejando poemas inéditos que tras su fallecimiento fueron reunidos en volúmenes como Poema de Chile y Lagar II.
Su vocación de maestra
Dio inicio a su carrera siguiendo los pasos de su hermana materna, su padre también fue educador y en la búsqueda de su camino hacia la enseñanza, tropezó con diferentes obstáculos hasta por fin matricularse como maestra de magisterio, tras aprobar los exámenes en Santiago en la Escuela Normal de Preceptoras. Entonces, su carrera estuvo localizada en diferentes ciudades y provincias de Chile. Fue en Temuco que conoció al poeta Pablo Neruda, una amistad de las muchas que marcaron su presencia en el mundo literario.
Educadora y poetisa
Su carrera fue creciendo de la mano de su producción poética, la prensa fue publicando su obra en distintos periódicos, y en 1908 sus trabajos fueron objeto de un primer estudio por parte de Luis Carlos Soto Ayala (1885-1955), quien recopiló en el volumen Literatura coquimbana algunas prosas como: ‘Ensoñaciones’, ‘Junto al Mar’ y ‘Carta íntima’.
En junio de 1922 viajó a México invitada por el Ministerio de Educación mexicano, con el fin de colaborar en la reforma educacional y la creación de bibliotecas populares en ese país. Ese mismo año fue publicado en Nueva York, Estados Unidos, su primer libro Desolación, dicha publicación dio a Mistral reconocimiento y prestigio internacional, por lo que pasó a ser considerada como una de las mayores promesas de la literatura latinoamericana.
Carrera consular en Madrid y Lisboa
Posteriormente dio inicio a una carrera consular que nunca ejerció realmente debido a la situación política en Italia, pero mantuvo un consulado honorario en Madrid, y también en Lisboa. Durante la década de los años 30, su reputación ya estaba consolidada como escritora, poetisa, además de figura pública literaria que se codeaba con grandes nombres de la literatura.
La primera iberoamericana en recibir el Premio Nobel
Así como fue la quinta mujer en ser galardonada con dicho honor. El 10 de enero de 1957, Gabriela Mistral falleció en Nueva York. Tras su muerte, aparecieron libros que reunieron prosas, rondas, cantos, oraciones y poemas inéditos. Apasionada por educar, deja su legado a los maestros: “Nadie puede negar ni aun discutir que la profesión de enseñar tiene un subido rango humano, es un magno ejercicio”.
